El encargo consiste en la construcción de un conjunto arquitectónico formado por 154 viviendas, locales comerciales y parking en el núcleo de Espui, en un entorno de alta montaña donde los valores paisajísticos son uno de los puntos de partida a la hora de conformar la imagen, la implantación y la volumetría de los edificios. Al mismo tiempo se tiene presente la arquitectura de los núcleos tradicionales existentes, en especial al dimensionar la escala de las tipologías a implantar.

El planteamiento morfológico del conjunto propuesto persigue una óptima integración del entorno, tanto con la manera como se componen entre ellos los diferentes cuerpos de edificio, yuxtaponiendose con unos retranqueos, articulados por medio de los núcleos de circulación vertical, como con la adaptación de estos cuerpos a la pendiente del terreno, resuelta a partir de unos ligeros aterrazamientos. Se evita de esta forma la aparición de bloques de vivienda de grandes dimensiones, que supondrían un gran impacto en este entorno, consiguiendo la apariencia de una serie de pequeños edificios integrados en la pendiente y orientación naturales del terreno.

Igualmente, la solución formal que se propone para la arquitectura de cada cuerpo de edificio, tanto en su geometría clara, como en la resolución de los elementos de aperturas, de cuerpos, de voladizos y de cubierta, pretende, a más, cumplir las determinaciones de la Normativa, recogiendo de manera fiel el espíritu de las constantes tipológicas de la arquitectura de montaña. Todo esto entendiendo que la Normativa en cuestión es de tipo ordenacista, de modo que la composición que se deriva, forzosamente adolece de una cierta rigidez y el resultado final no puede huir de un cierto determinismo mimético.

Los edificios están formados por una combinación de tipologías de bloques de 5, 6 y 7 viviendas, situadas de manera que se puedan absorber, juntamente con la disposición de la planta sótano, el fuerte desnivel de las parcelas, formando un edificio escalonado, además de ofrecer una parte frontal fragmentada que permite entender el edificio como la unión de edificios más pequeños en forma y volumen, y por tanto más integrados en el entorno de las tipologías tradicionales.

Proponiendo unas tipologías fragmentadas y variantes que, combinadas adecuadamente, suponen una reinterpretación de la arquitectura popular y tradicional de la comarca, donde la tipología viene fijada por tres factores ineludibles: la topografía, el uso y la climatología, se obtiene el resultado perseguido de integración máxima en el entorno.

Los materiales de acabado son la piedra, la madera y la pizarra, combinada con el acero pintado de color negro. La carpintería es de aluminio de color oscuro.

La estructura es de hormigón armado, con forjados unidireccionales "in situ". La cubierta es de vigas de madera lamida y acabado de pizarra, con interposición de aislamiento térmico. Las fachadas están formadas por una hoja interior cerámica y una hoja exterior de piedra o tablas de madera; el aislamiento térmico es de espuma de poliuretano proyectado. Interiormente la fachada está trasdosada con placas de yeso laminado. Las divisorias interiores son también tabiques de yeso laminado, reduciendo el tiempo de ejecución, al tiempo que permite el solape con la fase de ejecución de las instalaciones.